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Gabriel Dehon Sampaio Rezende e Bruno Marco de Lima

Responsable de Investigación y Desarrollo Forestal de Bracell y Gerente Sénior de Investigación y Desarrollo Forestal de Bracell

OpCP72

Compuestos clonales de eucalipto

A menudo nos preguntan si las ganancias de productividad con la mejora genética del eucalipto se han estancado. Nuestra respuesta ha sido negativa, porque creemos que en los últimos años el entorno ha cambiado mucho, sobre todo por los frecuentes y duraderos cambios en los regímenes hídricos, que han reducido el potencial productivo de las zonas tradicionalmente aptas. Además, hubo expansión de la frontera forestal hacia áreas menos adecuadas, previamente inexploradas, y también la coevolución e introducción de nuevas e importantes plagas y enfermedades.

Todo esto hizo que la mayoría de los clones de eucalipto seleccionados en décadas anteriores perdieran adaptación a las condiciones ambientales actuales, es decir, perdieran potencial productivo. Pero eso no significa que las ganancias genéticas se hayan estancado. Por el contrario, este desafiante escenario permite explotar la gigantesca variabilidad genética disponible en el género a través de programas de mejoramiento bien estructurados y eficientes, lo que permite lograr nuevas ganancias genéticas. Por cierto, si esto no se hace, ciertamente seremos testigos de descensos continuos en la productividad en el futuro.

Pero no se puede negar que los nuevos desafíos citados se solaparon con la consecución de conquistas más expresivas. Muchas veces estos problemas resultaron en importantes pérdidas de inversión en la formación de bosques. En este escenario, durante la última década nos hemos desafiado a encontrar alternativas de solución que al mismo tiempo maximicen las ganancias y minimicen la vulnerabilidad genética asociada a las plantaciones monoclonales. Una opción natural sería la vuelta al uso de semillas mejoradas en detrimento de los clones, ya que garantizan una mayor variabilidad genética a nivel de parcela y, en consecuencia, un menor riesgo.

Sin embargo, las semillas, por muy buenas que sean, nunca capitalizan, en el proceso de selección, todo tipo de efectos genéticos, aditivos y no aditivos (dominancia y epistasis ), como ocurre con los clones. Otra opción sería usar una mezcla de clones en el mismo campo, pero ¿cómo sería posible hacer eso? sin perder la uniformidad de la siembra (y consecuentemente la productividad), ya que la mezcla se haría con clones seleccionados originalmente para la formación de siembras monoclonales?

Después de madurar el tema con el profesor Magno Ramalho, de la Universidad Federal de Lavras, surgió una posible solución, consolidada cuando vimos un partido de baloncesto de la Asociación Nacional de Baloncesto de América del Norte. Los jugadores de un equipo de baloncesto profesional de la Asociación Nacional de Baloncesto de Norteamérica no son clones, es decir, tienen genotipos distintos.

Sin embargo, todas tienen fenotipos similares, en altura, peso y velocidad. Y es esta similitud, puesta en forma de acción conjunta, lo que hace que un equipo sea realmente competitivo. Por analogía, nos preguntamos si sería posible formar una mezcla de genotipos (clones) distintos, fenotípicamente similares, tanto en la tasa de crecimiento como en la calidad de la madera, capaces de producir muy bien cuando se los pone a trabajar en grupo. Pero, ¿cómo sería posible identificar a estos “jugadores de baloncesto”?

En Fibria , el equipo responsable del programa de mejoramiento genético inició investigaciones en esta dirección. El primer paso fue la definición de un diseño experimental capaz de capturar de manera robusta las diferencias de comportamiento de un mismo clon al competir consigo mismo y con otros, en un formato que denominamos “auto” y “alocompetencia”.

Este diseño se utilizó para establecer una red experimental de alta calidad y muy representativa en cobertura geográfica, que pudiera identificar y explorar con precisión la interacción de genotipos con ambientes (Genotipos versus Ambiente), tanto en “auto” como en “alo-competencia”. Paralelamente, iniciamos siembras piloto con mezclas de clones comerciales consolidados, para anticiparnos un poco a los aprendizajes que vendrían. En esta etapa incipiente de conocimiento, encontramos que, tal como lo anticipaba la literatura, algunos clones no se comportaban bien en las mezclas, muchas veces resultando dominados.

Por lo tanto, esperamos ansiosamente que las pruebas de autocompetencia y alocompetencia completaran tres años para la recopilación y el análisis de datos. Los resultados fueron asombrosos. Nuestra idea original era que podíamos aumentar la variabilidad genética a nivel de rodal, sin que esto implicaría pérdida de productividad, pero los datos mostraron ganancias significativas en productividad al comparar los 5 o 10 mejores clones en alocompetencia con los 5 o 10 mejores en autocompetencia.

En esa ocasión, se hizo evidente que, independientemente de los mecanismos fisiológicos que pudieran justificar los resultados, diferentes clones, en diferentes ambientes, se comportan de manera diferente cuando compiten consigo mismos (plantaciones monoclonales) o con una gama de vecinos genéticamente distintos.

En base a este hallazgo, se creó un nuevo enfoque, denominado Clonal Compounds. Ya no se trataba de mezclar clones, sino de mezclar los clones adecuados, es decir, los de mejor desempeño en alocompetencia, que permitieran plantaciones igualmente uniformes a las monoclonales, pero con mayor diversidad genética. En 2019, se publicó un artículo con los resultados de este trabajo en una de las principales revistas científicas internacionales en el medio forestal, Ecologia e Manejo Florestal (Compuestos clonales: una alternativa para mejorar la sostenibilidad de la producción en bosques de eucalipto).

Dada la expectativa positiva, el siguiente paso fue hacer operativa la tecnología, tanto en vivero como en campo. El primer aspecto importante fue la definición del número ideal de clones para la formación de un Compuesto Clonal. Aunque no existe una regla absoluta, creemos que un buen Compost debe estar formado por los 5 a 10 mejores alocompetidores de la población evaluada, porque de esta forma se logra un buen balance entre maximizar ganancias y minimizar riesgos genéticos. Otro punto relevante es el método de producción de plántulas en los viveros, para garantizar una mezcla efectiva y homogénea de los clones de cada Compound. Probamos varios modelos y encontramos que lo mejor es mezclar los clones del mini jardín clonal.

Todos los clones de Compost deben plantarse en el mismo canal , en “pequeños bloques” de aproximadamente 100 cepas. Si bien estos bloques están formados por cada clon individualmente, la recolección de esquejes debe hacerse sin distinción, mezclando todos los clones involucrados, desde el replanteo hasta la expedición al campo, sin mayores complicaciones para el actividad operativa.

De esta forma, obviamente habrá diferencias en el uso final de las plántulas de cada clon, y en consecuencia la proporción de cada una en los lotes de expedición no será exactamente la misma. Sin embargo, los clones que, a través de este proceso de selección natural para el rendimiento en vivero, eventualmente se desvirtúan en el campo, pueden eliminarse fácilmente del Compost, al eliminar sus respectivos bloques de cepas en los mini jardines clonales.

Pero todo cambio trae resistencia. Todo nuevo paradigma requiere esfuerzo para romper el anterior. Como era de esperar, las áreas operativas se resistieron inicialmente a la nueva idea.

Desde la supuesta mayor dificultad para producir plántulas hasta la expectativa de mayor desnivel en el terreno, surgieron muchas preguntas. Era importante mantenerse firme en ese momento, confiado en los resultados observados experimentalmente.

Paulatinamente, aumentamos la escala de siembra y llegamos a más de 30.000 hectáreas sembradas en Fibria . Luego de un tiempo, analizamos los resultados del inventario cualitativo, y comprobamos que la uniformidad de las plantaciones comerciales con Compuestos Clonales era totalmente compatible con la de las plantaciones monoclonales , siendo un poco menos de 6 meses, pero muchas veces superior a los 12 meses.

Sin embargo, a partir de los 2 años de edad, los rendimientos empezaron a llamar la atención, siendo invariablemente superiores a los de las plantaciones monoclonales. Además, más de una vez vimos que plantaciones monoclonales se reformaban de forma anticipada por problemas fitosanitarios, mientras que las plantaciones vecinas con Composts seguían productivas. El concepto fue probado en la práctica. En Bracell , estamos implementando la misma tecnología.

En 2020 comenzamos a establecer una amplia red experimental en las diferentes áreas de actividad de la compañía. En 2023, comenzamos a analizar los primeros resultados y, en 2024, recomendaremos los primeros Compuestos Clonales de Bracell para plantar a escala comercial . Tenemos una expectativa muy positiva, ya que los resultados preliminares ya apuntan a un desempeño superior de los Compuestos Clonales en relación a los mejores clones individualmente.

En conclusión, el mayor desafío para los mejoradores de eucalipto es seleccionar clones basados en datos pasados, con expectativas de desempeño futuro. En un escenario donde las condiciones ambientales futuras son cada vez más inciertas, necesitamos herramientas que minimicen este riesgo. Necesitamos algún tipo de “seguro de vida”. En este contexto, los Compuestos Clonales, desarrollados dentro de los conceptos técnicos antes mencionados, representan un camino seguro hacia el suministro sostenible de madera. El tiempo demostrará si estamos en lo cierto o no, pero no esperemos y veamos. Estamos plantando nuestro futuro ahora.