En 2016, en mi primera reunión como coordinador con las 12 empresas afiliadas al Programa Cooperativo de Mecanización y Automatización Forestal, perteneciente al Instituto de Estudios e Investigaciones Forestales, la agenda principal fue definir las principales líneas de investigación en las que actuaría el programa de ese dia.

La decisión fue unánime: centrarse en la mecanización de los procesos selvícolas. En consecuencia, la recolección y el transporte no estarían entre las principales líneas de investigación. La justificación de esta decisión era clara, ya que la cosecha y el transporte estaban, y todavía están, en un nivel de mecanización mucho más alto que las actividades silvícolas de siembra y riego, por ejemplo. Desde entonces, el programa ha estado siguiendo de cerca los desarrollos tecnológicos y las tendencias del mercado, principalmente en estas dos actividades y, más recientemente, en la automatización de viveros.

En el número 62 de la Revista Opinões, en coautoría con el profesor Saulo Guerra (líder científico del Programa Cooperativo de Mecanización y Automatización Forestal del Instituto de Investigaciones y Estudios Forestales y profesor de la Universidade Estadual Paulista), escribimos sobre la evolución de los sistemas de riego después de la plantación existentes en Brasil. Esta edición se publicó a fines de 2020 y, al releer el artículo, noté que no ha habido mucho avance tecnológico hasta el día de hoy.

Incluso me aventuraría a decir que no aparecieron nuevos equipos para la mecanización del riego post-siembra. Obviamente, desconozco todos los desarrollos que se están dando, sin embargo, entre momentos de reuniones, coffee breaks de eventos y visitas a empresas, los comentarios de los compañeros corroboran mi percepción. Cuestiono la razón, o razones, de no ver nuevas acciones en busca de la mecanización de esta importante y recurrente operación si se compara con la mecanización de la siembra, que es más compleja, y tenemos varias acciones nuevas.

¿Nos estamos centrando en la siembra y “dejando de lado” el riego? ¿Falta inversión para el reconocimiento de plántulas (visión por computadora) para automatizar el riego? Por último, dejo la reflexión. Por otro lado, fuimos testigos del momento con la mayor cantidad de modelos de sembradoras mecanizadas en desarrollo y algunas ya comercializadas. Nuevamente, haciendo una comparación con un artículo escrito para la Revista Opiniões, esta vez, una publicación sobre investigación y desarrollo de plantaciones forestales escrita por el Profesor Saulo y el Sr. José Carlos de Almeida (Director de JFI), en el número 57 (de septiembre a noviembre de 2019), prácticamente todos los equipos mencionados pertenecían al mismo fabricante.

Además de los fabricantes nacionales, hoy vemos grandes jugadores empresas internacionales que invierten en sembradoras e incluso adquieren empresas especializadas en la siembra mecanizada. Recordando que hace 10 años tenía prácticamente una o dos empresas, hoy puedo contar por lo menos 9 fabricantes invirtiendo en jardineras.

Como siempre hemos discutido en el Programa Cooperativo de Mecanización y Automatización Forestal, será muy difícil tener un solo modelo de sembradora que pueda operar satisfactoriamente y a un ritmo operativo, independientemente de la condición del área (tipo de suelo, relieve, pendiente, tipo de gestión, etc.). Algunos modelos logran destacarse en zonas menos “exigentes”, como zonas planas y de implantación, lo que permite plantar hasta 3 plántulas simultáneamente. Otros modelos son más eficientes en áreas inclinadas, especialmente los cabezales de plantación instalados en excavadoras hidráulicas.

Hemos notado que, independientemente del fabricante y del modelo, hay una variable que tiene una alta influencia en el rendimiento de la siembra mecanizada y que no se puede ignorar, que es la calidad de la plántula. De hecho, no hay una sola variable, sino varias variables que influyen en su calidad, como la altura, la tortuosidad, la calidad del sustrato, entre otras.

Precisamente por esa influencia de la plántula en la siembra mecanizada, propiciamos una discusión en torno a la estandarización de la calidad de las plántulas, es decir, ¿cómo mejorar los procesos de producción de las plántulas que se utilizarán en la siembra mecánica? ¿El actual modelo de producción de plántulas cumplirá con la demanda de calidad de los sistemas mecanizados?

En esa reunión que mencioné al principio del texto, se estipuló una línea de investigación sobre automatización de viveros, pero se tomaron pocas acciones, hasta un pasado reciente. Por ello, el Instituto de Investigaciones y Estudios Forestales inició un proyecto destinado a promover el desarrollo de nuevos equipos que permitieran su introducción en los viveros establecidos, sin mayor perturbación en el actual ritmo operativo.

Por otro lado, existen máquinas adaptadas de otras culturas con un alto nivel de automatización que utilizan inteligencia artificial y visión artificial para los procesos de selección y estacado de plántulas, por ejemplo. Creemos que estos equipos necesitan una atención especial a lo largo de su desarrollo y que es necesaria la participación de profesionales de diferentes áreas del conocimiento, dada su complejidad tecnológica. Estas acciones pretenden dar el necesario enfoque que merecen los viveros forestales, ya que es la fuente de nuestro recurso forestal.

Creo que de nada servirá hablar de plantación mecanizada, riego automático, drones, visión artificial e inteligencia artificial aplicada a las plantaciones forestales si no miramos con atención la evolución de nuestros viveros. Para concluir, tengo la percepción de que la modernización del sistema forestal brasileño va mucho más allá de las máquinas y automatizaciones. ¿Tenemos, en las universidades, disciplinas que “modernicen” a los futuros ingenieros forestales? ¿Estamos actualizando a los profesionales al mismo ritmo que actualizamos nuestras máquinas? En definitiva, necesitamos reflexionar y actuar.