Me chame no WhatsApp Agora!

Eduardo Moré de Mattos

Director de Sostenibilidad de Geplant

OpCP73

Silvicultura educativo

Silvicultura de Precisión, Silvicultura 4.0 y Silvicultura Digital... después de todo, ¿qué tienen estos términos en común? Seguimos el desarrollo de nuevos términos, jerga tecnológica y la llegada de la llamada "transformación digital". Al reflexionar sobre los términos, me di cuenta de que lo más importante en común es la palabra silvicultura.

Pensar en "silvicultura" antes de pensar en "digital" imprime una clara priorización del objeto objetivo de transformación (cultivo de árboles) sobre el objeto de soporte (digitalización). Debemos estar de acuerdo en que nadie echará de menos sistemas de control sofisticados si el suministro de madera es completo. No al revés, no. Al fin y al cabo, el sustento de toda empresa forestal es la producción de madera disponible. A pesar de la transformación digital, los procesos que gobiernan el crecimiento de los árboles son inmutables. A la fotosíntesis no le importa la conectividad, las hormigas no dejan de trabajar porque fueron mapeadas por sensores remotos, el arbusto no necesita abrir una llamada para germinar y crecer, entre muchas otras analogías adecuadas para ilustrar el tema.

Dicho esto, no podemos cerrarnos a lo nuevo. Simplemente mirar por el espejo retrovisor y saludar el glorioso pasado no nos hará evolucionar. La civilización se construye en un proceso evolutivo continuo y descuidar las nuevas posibilidades generadas a partir de los nuevos recursos tecnológicos es ingenuo. Al mismo tiempo, olvidar la historia y los conceptos básicos es un disparo en la raíz.

Las limitaciones para la implementación de recursos digitales no son limitaciones tecnológicas, sino de recursos humanos. Y es precisamente en la formación de los recursos humanos donde radica la verdadera transformación. Justamente en uno de los momentos más apasionantes del sector en términos de crecimiento, empleabilidad, nuevas fronteras, oportunidades con una economía verde y servicios ecosistémicos, crecimiento en gobernanza ambiental, social y corporativa, nuevos materiales y materias primas renovables; En definitiva, en un universo de cosas en el que los bosques plantados y naturales juegan un papel fundamental, observamos un persistente desinterés entre los jóvenes por la silvicultura. El interés por la carrera de Ingeniería Forestal de la Facultad de Agricultura “Luiz de Queiroz” de la Universidad de São Paulo cayó de 8 para 1,7 candidatos por plaza. En las universidades federales, el interés se redujo a la mitad, de 3,3 a 1,6 candidatos por plaza.

¿Sería lo “digital” una forma de atraer a más personas interesadas en aprender sobre el cultivo de árboles? ¿Cómo es la formación preuniversitaria para cursos técnicos y de bachillerato? ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos? ¿Cuándo comienza la formación de un forestal? Los desafíos para hacer de la silvicultura una actividad con niveles plenos de digitalización son inmensos. Y no sucederá de la noche a la mañana, pero ya está surgiendo un proceso en varios lugares que impulsa la transformación digital. El miedo a adoptar nuevas tecnologías se ha roto y empiezan a aparecer aquí y allá innovaciones en todos los campos.

El futuro es un lugar curioso. ¡Oh! ¡Si pudiéramos tocarlo! ¿Sabríamos decidir mejor hoy? Debemos permanecer alerta y no dejarnos fascinar por posibilidades lejanas y futurismo, olvidando profundas fallas estructurales para el desarrollo estratégico de una actividad forestal próspera y competitiva. El mensaje que queda es que no tiene sentido cobrar a las escuelas, universidades y escuelas técnicas. Corresponde a los forestales actuales apoyar genuina e incisivamente la transformación mental de la capacidad de los nuevos forestales para analizar y sintetizar para integrar la silvicultura con los recursos digitales.