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Everton Pires Soliman

Investigador Senior de Protección Forestal en Suzano

OpCP70

¿Qué es una plaga?

El concepto de plaga, si bien tiene connotaciones de relevancia biológica, es un término financiero, ya que es un insecto que, al presentarse en la siembra, puede ocasionar pérdidas de producción. Si no causara daños económicos, sería solo un insecto en el bosque. En escenarios de guerra, cuando tenemos un enemigo (en este caso, las plagas) y un callejón sin salida (las plagas necesitan alimento y nosotros producción), es necesario desarrollar estrategias de convivencia y, en casos severos, de contención.

Las plagas de insectos son generalmente adaptadas, evolucionadas, numerosas y se dispersan con facilidad y, para poder convivir con ellas, la comunidad científica creó el Manejo Integrado de Plagas, que consiste en un paquete de acciones de manejo de plagas, basado en los resultados de investigaciones científicas. El Manejo Integrado de Plagas también surgió en la agricultura para ayudar a resolver problemas en el manejo convencional de plagas, incluida la resistencia de los insectos a los insecticidas, el resurgimiento de plagas y la renovación de la estrategia de control de plagas.

De esta forma, el desafío es llevar el Manejo Integrado de Plagas de la teoría académica a la práctica en más de 1,5 millones de hectáreas con eucalipto, como para nosotros en Suzano. El concepto académico fue resumido y enfocado en aspectos prácticos de la rutina de producción de madera, visando tener un sistema de decisión para el uso de tácticas de control, solas o armónicamente asociadas, en una estrategia de gestión basada en análisis costo-beneficio que tenga en cuenta el interés y/o impacto económico, social y ambiental.

Las acciones de Manejo Integrado de Plagas se basan en tres principios: detección, seguimiento y control de plagas. En la detección es necesario conocer la plaga de insectos que se quiere encontrar, requiriendo el entrenamiento de los equipos de campo. Los estudios de fluctuación poblacional de la plaga objetivo y sus enemigos naturales permiten identificar los tiempos de ocurrencia y su interacción con los factores ambientales, facilitando así una rápida detección, factor clave para el éxito del Manejo Integrado de Plagas.

El segundo principio es el seguimiento, que consiste en cuantificar la incidencia de la plaga (densidad de población de insectos y distribución espacial) y la severidad de su ataque (daño a la planta), que varía para cada insecto (ciclo, patrón de ataque, dispersión, etc.). En el monitoreo también se evalúa el control biológico natural de la plaga, el cual se da a través de enemigos naturales que se presentan en las plantaciones y reducen la población de la plaga.

La información de monitoreo ayuda en el último pilar del Manejo Integrado de Plagas, la toma de decisiones, cuando las tácticas de control disponibles se utilizan de manera sinérgica para controlar la plaga, ya sea en una estrategia preventiva o curativa. Actualmente, contamos con varias estrategias de control; los más utilizados en el sector forestal son: genéticos (clones resistentes o tolerantes), culturales (tácticas culturales que reducen la presión de plagas), biológicos (uso de microorganismos u otros insectos que provocan la muerte de plagas) y químicos (insecticidas).

Lamentablemente, el Manejo Integrado de Plagas no es un producto capaz de a adquirir, ya que se desarrolla de forma personalizada para cada realidad (edad del cultivo, región, tipo de daño, valor económico del producto, relieve, disponibilidad de insecticidas, tiempo de acción, etc). Para cada especie de plaga se desarrollan técnicas de detección, seguimiento y control, y el conjunto de estas recomendaciones se denomina Manejo Integrado de Plagas.

Por ejemplo, las orugas defoliadoras del eucalipto, como Thyrintenina arnobia: la detección de la plaga puede ocurrir en inspecciones de plantaciones, en el momento de la ocurrencia, concentrada en regiones más endémicas y en clones conocidos por ser más atractivos que otros (para esta plaga, no existe un clon comercial resistente). Luego de la detección, se puede realizar monitoreo con trampa de luz (atractiva para el estado adulto de polillas), evaluación directa de las ramas (utilizado para el estado larvario de orugas y pupa) y evaluación de excrementos (muestreo correlacionado con el estado larvario de orugas).

Con base en la información de monitoreo, el control puede ser a través de: liberación de algunos parasitoides de pupas o depredadores (infestación baja); liberación de muchos parasitoides de las pupas (infestación media); y/o aspersión de insecticidas biológicos fisiológicos y recolección masiva de adultos (alta infestación).

Para otra especie de oruga del bosque, Sarsina violacens , aunque causa el mismo daño que Thyrintenina arnobia, el Manejo Integrado de Plagas se ajusta en la fase de monitoreo debido al comportamiento de las orugas en permanecer sobre el tronco durante el día. En este caso, en lugar de realizar una valoración directa sobre las ramas, se cuantifica la plaga sobre el tallo. Esta es una de muchas otras evidencias de que el Manejo Integrado de Plagas debe ser personalizado, respetando las peculiaridades y especificidades de cada desafío a manejar.

El Manejo Integrado de Plagas de plagas forestales no puede desarrollarse en el momento de un brote poblacional de la plaga, su concepción debe combinarse con la estrategia productiva como técnica auxiliar en la prevención de potenciales pérdidas productivas. Si se lleva a cabo con precisión y eficacia, asegura la sostenibilidad de la producción y la optimización en el uso de los recursos disponibles para el manejo de plagas. Por lo tanto, es una herramienta extremadamente científica, pero que encaja bien en la rutina operativa de los productores de madera.